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De Boca a Patronato, de la ilusión a la realidad

El triunfo en la Bombonera del Banfield de Vivas fue mucho más que una victoria categórica, fue un planteo táctico y una ejecución perfecta. Muchos puntos altos. Maciel sacando toda pelota que se arrimó al arco de Bologna, Cabrera juntando toques, como pedía el entrenador, Urzi desbordando, Galoppo llegando por sorpresa, Enrique definiendo, Mati González encarando. Lo que podría haber sido el puntapié, de un equipo en levantada, fue el pico de rendimiento.

Luego vinieron dos partidos como local. El primero contra Unión fue el último encuentro de Galoppo en Banfield antes de ser vendido a San Pablo. El equipo atacó igual de bien que en La Bombonera pero defendió muy mal, sobretodo del lado de Abecasis que perdió el puesto luego de ese partido. El segundo fue contra San Lorenzo con un empate con gusto a poco por haber merecido más. En el medio estuvo la gran victoria por Copa Argentina contra Unión en San Nicolás. Banfield lo empató cuando más sufría y lo ganó por ambicioso en una jugada que arrancó el lateral izquierdo (Ezeisa) y terminó el derecho (Coronel).

Luego de esa seguidilla el equipo entró en una merma física que le repercutió en la soltura para atacar. La derrota contra Talleres fue el peor partido del Taladro en el torneo después de aquel flojo debut contra Newell´s. Después vino el potencial puntero Argentinos Juniors al Florencio Sola y el Taladro cambió para minimizar las diferencias de funcionamiento consolidado entre uno y otro equipo. Por un exceso en los minutos agregados y un penal sobre la hora no lo ganó.

Luego hubo que ir a La Plata a jugar contra Estudiantes con todos sus titulares que están en cuartos de la Libertadores. Fue un empate aceptable, con chances para haberlo podido ganar. Todo ese recorrido ubicó a Banfield en la mitad de la tabla, lejos de poder pelear el torneo como ilusionó ese triunfo contra Boca, pero cerca de los puestos de clasificación a la Copa Sudamericana, un objetivo más terrenal por la conformación del plantel.

El camino llegó al viernes pasado donde de local contra Patronato era la posibilidad de volver a ganar en casa. Fue empate 0-0 con penal errado por Jesús Datolo y dos intervenciones del VAR a favor. La falta de puntería y suerte es un detalle facilista. A esta altura del torneo ya hay cuestiones que veremos si se pueden resolver con la confección del plantel que se realizó. Sin Galoppo su lugar lo ocupó Datolo, que juega más cerca del doble 5 Domingo-Cabrera que de Enrique. Así Ramiro no volvió a convertir luego de la ida de Giuliano y tuvo muy pocas chances de gol en el área. Le falta compañía con la llegada de los volantes por el medio. Urzi está negado con el gol y Mati González es un jugador de apariciones, que encima suele ser reemplazado rápidamente en los segundos tiempos.

Hay una cuestión de confianza que se destraba ganando, pero para ganar hay que concretar. En julio el Taladro arrancó mostrando fundamentos futbolísticos que hoy están puestos en duda. Los jugadores usados como recambio no ayudan a mejorar la situación. El Banfield de Vivas está estancado, en el recuerdo de aquello que fue muy bueno y no se pudo extender. Algo que ya es historia, como Galoppo. Un jugador que era importante, pero con su partid nos dimos cuenta que era mucho más valioso de lo que creíamos.

Veremos qué nos depara agosto, por lo pronto hay que aferrarse a la firmeza defensiva conseguida y seguir buscando variantes para encontrar una nueva idea de ataque. La misma que cuando estaba Galoppo en cancha ya no puede ser ejecutada con la misma eficacia. Su venta nos dejó un hueco en el equipo titular que no pudo ser emparchado con lo que hay en el plantel. El mes de julio nos dio un baño de realidad, ya muchos empates para no verla. Queda asumirla y mejorar con lo que hay.

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