Tanto en la radio, como en la vida no todo lo que dura necesariamente perdura, ya que el mero transcurso del tiempo no es un mérito en si mismo.
Quizás cuando hablamos del eter, podemos decir que solo perdura lo que se quiere. Y me atrevería a afirmar que lo que cualquier oyente quiere es encontrar en el universo del dial, un programa que nos haga sentir que la radio y la vida son una misma cosa y eso solo pasa cuando un programa de radio pasa a ser parte de nuestras vidas.
En mi barrio, hace 37 años que la combinación exacta entre la radio y la pasión de nuestras vidas tiene nombre propio y se llama “Todo Banfield”.
El nombre de por sí pareciera una redundancia, ya que si para nosotros Banfield lo es todo, pues entonces estamos hablando de dos palabra que expresan exactamente lo mismo. Sin embargo, si nos permitimos analizar el nombre desde otro lugar, veremos que esas dos palabra no redundan, sino que se complementan. Es que mientra en el “Todo” esta la pluralidad, en el “Banfield” esta la singularidad y ahí es donde entendemos porque el contenido de ese programa contiene al Universo en si mismo, ya que podemos hablar todos y de todo, pero siempre con esa singularidad que le aportamos quienes amamos a Banfield.
Y de singularidades hablamos, su conductor es una, en si mismo. Sino como se explica que hace 33 años un tipo se meta a hacer un programa de radio dedicado en especial al fútbol (el tiempo demostró ocuparlo en diversas temáticas institucionales) en un mes de Noviembre. Solo a un loco o a un lunático se le puede ocurrir lanzar un programa partidario, un mes antes que termine el fútbol.
Si hubiese existido un PRODE de durabilidad de programas de radio, sin duda que yo en ese momento hubiese puesto la cruz en la casilla de “PERDEDOR”, porque el que lanza un programa dedicado como partida e inicio al fútbol en Noviembre solo puede tener dos motivos, o su sentir y creer en ese proyecto es tan gogante que no le permite esperar hasta Febrero, o es un paracaidista de los tantos que lanzan un programa, hacen cuatro emisiones y desaparecen del aire para siempre.
Ya se sabe, yo hubiese perdido aquel PRODE imaginario. No duró cuatro emisiones, sino que van ya 33 años y aunque quizás los mas jóvenes no me crean, les puedo asegurar que había gente que subía a las terrazas de sus porteños edificios y hacían la parabólica con la portatil en la mano tan solo para sintonizar Radio Cooperativa y escuchar a “Todo Banfield”.
Es que con los años y a base de sentimiento y profesionalismo, Fabian y su programa lograron ampliarnos la lista de sinónimos de nuestra cotidianeidad, por eso, así como en nuestra imaginación los domingos al medidodía vienen con aroma a tuco o a asado, los sábados al mediodía nos huelen a “Todo Banfield”.
Su conductor tiene muchas virtudes y unos cuantos defectos, porque es tan humano como cualquiera. De sus defectos no voy a opinar, ya que para eso siempre suele haber algún inquisidor con ganas de hacer su tarea. En cuanto a sus virtudes, me voy a limitar a nombrar algunas.
Lo primero que me sale decir es que debe ser dificil sostener durante 37 años un programa partidario tomando partido solo por Banfield. Imagino que debe ser mucho mas fácil y rentable ser la voz del oficialismo o ser la voz oficial de la oposición, que para el caso es lo mismo. Es que lo realmente jodido de hacer un programa partidario, es hacerlo con tu propia voz, o mejor aún, hacerlo con tu voz y con todas las voces. Y yo siento que este programa sintetiza eso.
También me llama la atención el ojo que tiene su conductor para hacer los “casting”. Es que fuera de joda, con solo ver el listado de la gente con la que se rodeó durante mas de tres décadas para hacer el programa, te da la pauta que es un conductor que marca el camino, pero deja caminar. Y eso en mi opinión es un don que no muchos tienen.
Otra virtud es que tiene la capacidad de atravesar esa lines divisoria entre conductor y radio escucha o entre conductor y protagonista y entrelazar relaciones humanas basadas en el profesionalismo, pero también y fundamentalmente en el afecto.
En fin, toda esta catarata de palabras que voy virtiendo solo llevan a una sola conclusión y es que “Todo Banfield” es un programa que tiene un plus y que ese plus es el sentimiento.
El sentimiento que solo puede transmitir aquel que conduce, sabiéndose que en su viaje, él también es parte del paisaje. Así es Fabían y así es “Todo Banfield”, un programa tan singularmente plural y tan particularmente de todos.
FJ Producciones quiere agradecerle tamaño texto al querido “Cherko” y los invitamos a escribir lo que deseen como comentarios a los 37 años de las Audiciones Todo Banfield. Abrazo a todos y todas. Gracias por tantos años. Sin ustedes siendo parte de la audiencia y acompañando nada hubiese sido posible.
